viernes, 9 de diciembre de 2011

Un parto deshumanizado



   En esta entrada describo cómo transcurrió mi parto, me hubiera gustado que fuera de otra manera, que no me hubieran puesto la epidural, que me hubieran dejado tocar a mi niña nada mas nacer, en general que nos hubieran respetado un poco más..., pero con el paso del tiempo he tenido convencerme a mí misma de que al menos no pasó nada peor y que mi niña nació sana y todo salió bien. Al menos me gustaría que se supiera que hay Hospitales, como el USP San Carlos de Murcia, donde las decisiones de los padres no se tienen en cuenta para nada y tratan a las parturientas cómo si estuvieran enfermas y no cómo mujeres capaces de tener a sus hijos de forma natural, para la próxima entrada me gustaría denunciar el trato vejatorio que recibimos mi marido, mi hija y yo, por parte del personal del citado Hopital..., pero por ahora aquí está mi parto.
      
...La oxitocina empieza a hacerme efecto y noto las primeras contracciones, La verdad es que no tengo ningún miedo al dolor, solo pienso en mi niña y en lo bien que lo vamos a hacer las dos, viene la matrona nueva y de entrada me resulta más seca que la anterior. Le comento lo que había estado hablando con la que se acababa de marchar, lo de la lactancia y demás y noto en su expresión que no hay ninguna complicidad con respecto a lo que le planteo, me pongo nerviosa, pero no le doy importancia porque quiero concentrarme en mi parto. Las contracciones empiezan a ser poco a poco mas fuertes, la verdad es que a partir de éste momento lo recuerdo todo muy deprisa. Las contracciones aumentan y aumentan a medida que las gotas de oxitocina se introducen  en mi torrente sanguíneo. En un momento dado no sé ya como ponerme y no sé si permanecer sentada o ponerme de pie, nadie viene a aconsejarme nada, nadie habla conmigo, solo estamos Jesús, yo y Valeria… y creo que somos suficientes…Cuando las contracciones son ya bastante dolorosas viene la matrona “seca”, me explora y me dice que estoy de 6 cm y que me bajan para ponerme la epidural, a Jesús le dicen que se quede en la  habitación que luego me volverán a subir para que siga con la dilatación. Gonzalo se queda , me da un beso, pero la verdad es que lo noto nervioso, yo, también lo estoy, me da miedo la epidural, más que el parto.

            Llegamos a una sala contigua al paritorio, allí está el anestesista y una enfermera que a priori me parecen simpáticos, me hablan de forma cariñosa…Me dicen que me siente en una camilla y me preparan para ponerme la temida Epidural, les digo que estoy nerviosa y me dicen que me quede con la espalda recta e inmóvil aunque me vengan contracciones, que no me mueva por nada del mundo. Noto que empiezan a introducirme por la espalda un catéter, me viene una contracción super fuerte, porque a estas alturas ya son muy intensas, pero yo ni respiro apenas para no moverme por lo que me han dicho, y me aguanto como puedo en esa posición, me viene otra, se me hace eterno y el anestesista me dice que ya queda poco que aguante un poco mas, me viene otra, ya son muy seguidas…

     Cuando parece que el anestesista ha terminado me dice que voy a empezar a sentirme mejor, pero la verdad es que ya no sé como me siento, es como si todo el mundo tuviera mas protagonismo en mi propio parto que yo… Noto que me viene otra contracción y siguen siendo dolorosas y además tengo ganas de empujar para que salga mi hija, se lo digo al anestesista y me dice que no puede ser, que debería sentir alivio, viene la matrona antipática y me explora y me dice que ya estoy a punto, que ya no me van  a llevar de vuelta a la habitación ( ya me lo imaginaba), y le digo que por favor avisen a mi marido para que esté conmigo, se va…

     Me siguen viniendo mas contracciones y ganas irrefrenables de empujar, pero yo me aguanto porque no sé lo que tengo que hacer y no hay nadie por ahí, vuelve el anestesista y me pregunta si me duele y le digo que sí, dice que no puede ser y me hace incorporarme de nuevo para revisarme  la vía y me dice que quizá no la tenga bien puesta, llama a la enfermera y me vuelven a repetir que no me mueva y que me va a introducir un poco mas el catéter… Lo hace y regula la entrada de anestesia, a todo esto sigo teniendo ganas de empujar y se lo digo a la antipática-matrona, que pasa por allí, a lo que ella responde que puedo empujar sin problemas y así se adelanta trabajo, ¡¡¡¡ahora me lo dice!!!!

    Me explora y me lleva para el paritorio, y mi marido sin llegar, les pregunto que si lo han llamado y les oigo comentar entre ellos que no saben porqué no está aquí todavía, entramos en el paritorio, que estaba al lado, ponen mi cama al lado del potro y me dicen que me suba, en ese mismo instante comienzo a notar cosquilleo por una pierna, la espalda  y parte de un brazo, todo del lado izquierdo y noto que no puedo casi moverme, se lo comento a la matrona que me mira con cara rara, y entre varios me ayudan a subirme en el potro, en seguida me ordenan que empuje, yo no noto nada, en cuestión de segundos paso de tener ganas de empujar a no sentir absolutamente nada (¡¡¿a esto se referían cuando me decían que me iba a sentir mejor? ¿no notar que traes una nueva y preciosa vida a este mundo, la cual ha estado creciendo dentro de ti durante  9 meses y deseas verla con todas tus gasa, esto es sentirse mejor?!!).

     Intento hacer toda la fuerza que puedo, a todo esto mi marido acaba de llegar y me reconforta algo, pero no demasiado, el Dr. Saucedo me ordena que vuelva a empujar mas fuerte, lo tengo casi encima de mi y yo hago todo lo que puedo, pero es como si ya mi parto no fuera conmigo, no siento nada, al parecer la cantidad de anestesia que me han puesto es mucha y he dejado de tener contracciones,  quiero hacer fuerza, pero no sé cómo hacerlo, noto como tiro el aire por la boca y no adelanto nada. Hablan entre ellos, y les oigo que dicen que, como yo pensaba no tengo contracciones, el doctor se pone encima de mi y empieza a apretarme y a removerme el vientre, y le dice a mi marido que no estoy empujando nada, que si el próximo empujón es así que van a tener que usar una ventosa para sacar a mi pequeña, le oigo y me da un miedo tremendo, siento que no voy a ser capaz de hacerlo, nadie me alienta, me siento sola…

     Me ordenan que empuje y lo hago como si el mundo se hubiera detenido, me intento concentrar al máximo, y oigo la voz de mi marido que me dice que la ve, que ve a nuestra hija, que empuje todo lo que pueda…eso me da una fuerza tremenda, que no se de donde la saco y hago lo imposible… y sale… lo sé porque la oigo llorar y Gonzalo me lo dice…

     El sonido mas hermoso que he oído nunca, la veo desde lejos me intento subir el camisón con la vaga esperanza de que me la coloquen encima, solo para olerla, sentir su piel, verle la carita, pero no lo hacen, ni le dicen a mi marido que se acerque, nos quedamos allí los dos mirándola de lejos, escuchándola llorar…

     Empiezan a brotar lagrimas de mis ojos y les digo que me dejen verla un poquito nada mas, se lo suplico y sin darme cuenta toco algo que me han puesto encima, por lo visto una especie de sábana estéril para empezar a coserme el corte que me han hecho, y me regañan, me dicen que me quede quieta y que no me mueva, y me la tienen que cambiar porque dicen algo de que no se puede tocar,… sigo llorando y Gonzalo me agarra las manos para que no toque más aquella maldita sábana verde…

     Tardan alrededor de 30 minutos o así en coserme y oímos como el pediatra le dice a una enfermera que la niña está perfecta y que tiene un color precioso, lloro, y veo como la enfermera la coje y nos la acerca, después de media hora interminable, me da a mi hija, la miro… nunca mas te separaran de mi amor mío

2 comentarios:

  1. Hola, acabo de descubrirte a ti y a tu blog. Me ha emocionado tu parto, por lo mucho que te entiendo. Porque sé lo que es que os separen. A ti media hora, a mi casi dos. Porque se lo que es cuando el parto ya no va contigo porque te lo han arrebatado y no sabes ni qué hacer. Cuando te sientes vulnerable y como si todo se pudiera torcer en cualquier momento. Sé lo que es pedir: "por favor, quiero verla" y que no te la enseñen... o encontrarte con matronas antipáticas (en mi caso con un anestesista que no sabía qué demonios es la empatía)... Te he entendido tan bien que me has llenado de pena. De pena y de recuerdos. Y eso no es malo, porque te recuerdan una y otra vez qué es lo que nunca más vas a permitir. Quizás otro parto no vaya tampoco como deseamos, pero nunca más me van a infantilizar, eso seguro! Un beso.

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    1. Muchas gracias por leerme, esta es la única manera que tengo de desahogarme de la rabia e impotencia que siento cuando recuerdo el nacimiento de mi niña, porque además lo peor vino una vez que nos llevaron a la habitación del Hospital, y el día y medio siguientes...tuvimos ganas de denunciar lo que nos hicieron...y quizá lo debimos hacer, gracias de nuevo por tus palabras, Miriam.

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