martes, 29 de octubre de 2013

Sentimientos a flor de piel




Llevamos mas de dos meses afrontando esta nueva etapa, y siento que ni yo misma me aclaro… ¿Cómo pretendo que lo hagas tú, hija mía? Sé que estas últimas semanas también has tenido un nudo constante en el estómago y no sé cómo afrontar esto. A cada momento en mi cabeza se libra la misma batalla: Debes ir al colegio o no, y por mas vueltas que le doy al asunto no encuentro la respuesta.

Tú me dices que no quieres ir, que siempre quieres estar conmigo, y siento que no estoy haciendo las cosas bien. Mas tarde veo que últimamente sales mas feliz de clase y pienso que quizá es verdad que la adaptación, es cuestión de tiempo, pero si te soy sincera eso también me asusta, porque en realidad, es probable, que todavía yo tampoco esté preparada para separarme de ti.

Me siento entre la espada y la pared, tanto si me apoyo en una postura, como en la otra, sin estar convencida realmente de ninguna. Es una locura, lo sé, no te culpo de tener una madre desastrosa, una madre que no lo tiene claro y que a veces, aunque te suene extraño, le gustaría escuchar menos a los demás y mas a sí misma, y por supuesto a ti…

Desde que empezó el cole te noto mas nerviosa, a veces mas cariñosa y otras mas irritable, y me dicen que es lo normal. Por las noches te noto intranquila, a mi lado no paras de moverte, e incluso la otra noche te oí llorar en sueños. Intenté consolarte, pero en tu sueño yo sé que estaba muy lejos de ti, que seguramente ni estaba, que llorabas porque te encontrabas sola, quizá en el cole, y que tú querías estar conmigo.

Desde mi montaña rusa personal, te confieso que en lo mas profundo de mi, deseo que no vayas a la escuela. Estoy convencida de que realmente no te hace falta ir, ni a ti, ni a ningún niño/a de tu edad, y me da mucha rabia no tener el valor suficiente para dar el paso y no llevarte mas, por ahora. Y otras veces me siento fatal, porque si rebusco bien, también hay alguna razón por la que quiero que vayas… Me gustaría que me perdonaras por lo que te voy a decir, pero pienso que quizá, en este punto de nuestras vidas, tal vez también necesitemos separarnos un poco... Desde que naciste hemos estado mucho tiempo juntas, y ahora parece que se hace necesaria la separación. Siento que el rato que estamos separadas hace mas fuerte, si cabe, nuestro vínculo, o quizá es una escusa que mi subconsciente se ha inventado…

…No lo sé con certeza, pero lo que sí sé es que te amo con locura, y que no dudaría un instante en dar mi vida por ti si te hiciera falta, que para mi sigues siendo mi bebé y no puedo evitar mirarte y quedarme embelesada con tu delicadeza y tu hermosura, tu energía e imaginación inagotable, tu inocencia, tu fragilidad… tu olor… tú en esencia…

Creo que siempre serás mi pequeña y tengo celos de la vida, porque llegará un momento en nuestras vidas en el que nos separaremos y a veces no sabré ni lo que estarás haciendo, y lloro de pensarlo… pero tan prono vida mía… se me hace insoportable… Por todo esto cielo mío, ya no sé si es que soy una egoísta o realmente es mejor que no nos separemos aun, así que solo espero que tú misma me saques de dudas, dejando en tus pequeñas manos lo que nos deparará el futuro…

sábado, 12 de octubre de 2013

Adaptación real ¿Es posible?



Tengo pendiente un post donde quería hablar de la primera tutoría que hemos tenido con la maestra de mi hija. Ese día pude aclarar algunas dudas que tenía sobre la metodología de enseñanza que usaría la tutora, y por desgracia confirmó algunos de mis temores. La charla que mantuvimos fue bastante clarificante para mí, pero fue mas negativa que positiva. Sin embargo he decidido que voy a posponer un poco mas la entrada donde expondré mis impresiones sobre dicha maestra y su metodología, porque creo que estamos en un punto, donde es necesario dejar un poco atrás la negatividad, para poder avanzar de una manera significativa.

A día de hoy sigo pensando que no me termina de convencer el hecho de que mi hija, de solo 3 añitos, vaya al colegio ya, pero también es cierto, que por ahora he dado mi brazo a torcer, debido a que mi marido no piensa igual, y a que yo misma no lo tengo del todo claro. Cada día es una lucha interna, entre “cole sí”, “cole no”, y hasta ahora siempre ha ido ganando la segunda. Tanto es así que la semana pasada decidí que no iba a obligar a nuestra peque a ir a la escuela, si ella no quería. Le expliqué mis motivos al papá de la criatura y él, por fin, está de acuerdo conmigo, porque aunque él sí quería que empezara el cole este año, acordamos que probaríamos a llevarla, pero que si lo pasaba mal, nos lo replantearíamos. Como vengo contando la adaptación no le está resultando nada fácil a nuestra pequeña, y esto ha hecho que él mismo entienda que si nuestra hija llora y lo pasa mal, solo de pensar en el cole, debemos anteponer su bienestar a todo lo demás, así que decidimos que no la íbamos a dejar, a la hora de la entrada al cole, llorando y marcharnos sin mas.

La semana pasada, nuestra pequeña además, estuvo algo malita con la garganta, un poco afónica y con muchos mocos, pero sin fiebre, y esa fue la escusa que nos faltaba para que no fuera a clase ni lunes, ni martes, ni miércoles, aunque este último día ya se encontraba bastante mejor. El jueves (que yo trabajaba), mi marido probó a llevarla a ver cómo se lo tomaba, y como días anteriores, con él todo es diferente. Por lo visto la actitud de papá hace que mi hija no se sienta insegura y se tome lo de ir a la escuela de otra forma. Quizá mi marido es mas positivo, y eso lo nota la peque, así que todo fue bien. Además ese día también la llevó por la tarde, y aunque salió muerta de cansancio a las 5 de la tarde, todavía le quedó algo de energía para jugar un rato, con alguna compañera de clase y con sus primitos, que van a la misma escuela.

Al día siguiente (viernes) también la llevó mi marido, pero ese día la cosa fue diferente. Quizá porque todavía no estaba repuesta al cien por cien del catarro, y se encontraba algo cansada, el caso es que mi marido me contó, que le costó mucho levantarla, y que una vez en la puerta de la clase, nuestra pequeña empezó a llorar, pidiéndole a papá que entrara con ella, y se quedara allí. Todos los demás niños habían entrado ya, y la tutora le dijo a mi marido que no pasaba nada por dejarla llorando, que en seguida se le pasaría, pero mi marido le contestó que prefería convencerla y que se quedara tranquila. La tutora se metió dentro de la clase y allí se quedaron en la puerta mi pequeña y su papá. Mi hija volvió a decirle a papá, entre sollozos, que entrara con ella, y papá le dijo que él no podía entrar y quedarse, porque las sillas eran demasiado pequeñas para él, y se romperían, así que lo mejor era que ella se quedara y se lo pasara bien, y que luego vendría él a recogerla. Parece que esto la convenció algo, y ella misma le dijo que se tenía que despedir de él para entrar en clase y así lo hizo. Le plantó un beso en la mejilla a papá y entró bastante mas calmada, y lo mas importante, sin que nadie la obligara.

Ese viernes por la tarde me tocaba llevarla a mí, y en cuanto nombré el colegio vi la cara que puso la peque y me di cuenta que sería difícil que fuera, así que le pregunté una vez mas y me confirmó que no quería ir, así que no la llevé y dormimos la siesta, aunque a las 5 de la tarde sí que fuimos al cole a jugar un rato con sus compañeras y primos como otras tardes, y estuvo encantada de la vida.

Mi conclusión de la semana pasada es que la adaptación al cole no sería tan dura para los niños y para los papás, si realmente se dejara realizar una adaptación real  y en condiciones. Creo que algo fundamental en esa adaptación es que los niños puedan estar con el papá o la mamá al principio, en la clase, y que poco a poco, a medida que se vayan familiarifando con las maestras y con el nuevo entorno, los papás se vayan retirando, según el ritmo de cada niño.

Quizá el problema está en lo que me comentaba el otro día una de las maestras, en que no se puede hacer esta adaptación ideal porque hay demasiados alumnos por clase, y que sería una locura, pero también pienso, que quizá no lo sería tanto… Creo que se pretende hacer una adaptación en una o dos semanas, y eso sí que me parece una locura, creo que si se hiciera con mas paciencia, dando mas tiempo, todos saldríamos ganando, los maestros, porque les sería mas fácil hacerse con los pequeños, ya que tendrían la ayuda extra de los papás, los papás, porque no sufriríamos tanto al ver a nuestros retoños llorar, y nuestros pequeños, porque no lo pasarían tan mal, puesto que no entienden por qué se tienen que quedar en un sitio que no conocen, con personas extrañas. Pienso que una adaptación real  sí que sería posible, que si se lo propusiesen un poco, no sería tan difícil, y que serían muchas las ventajas que ello nos aportaría a todos.

¿Creéis que esto podría ser posible en el sistema educativo Español???

miércoles, 2 de octubre de 2013

Con papá SI y con mamá NOOOOO



Comienza la semana y como mi marido tiene turno de tarde en su trabajo, decidimos que sea él el que se encargue de llevar a la peque al cole. Yo despierto a la peque, como vengo haciendo todos estos días de adaptación, para prepararlo todo y mientras estoy lavándome la cara, mi hija se levanta solita de la cama y viene a buscarme. Me pide un cacao (leche con cola-cao) y se lo va tomando mientras me está contando cosas del día anterior o sueños que ha tenido. La empiezo a vestir y ella ya se da cuenta que parece que hoy toca ir al cole otra vez, le digo que papá la va a llevar y ella dice que en el carro, y se va a buscarlo para subirse en él, sin estar vestida aun. Le digo que tengo que terminar de ponerle su ropita y también la peino. Le preparo un pequeño bocadillo y el agua, y lo meto todo en su bolsa. Se sube de nuevo al carro y me despido de ella, y casi sin mirarme se va con su papá hacia la escuela. Luego me cuenta mi marido que ha entrado al aula bien, que le ha dado un besito de despedida y se ha metido para dentro sin ningún llanto, y yo me quedo asombrada. Cuando voy a recogerla mas tarde, la veo salir de la clase y me doy cuenta de las ganas que tiene de irse de allí, y nada mas verme corre rauda a mi encuentro.

El martes se vuelve a repetir la historia, mi marido la acompaña al cole, y una vez allí entra, pero un poquito mas reticente... Aun así se despide de su papá y entra al aula, pero cuando voy a recogerla, vuelvo a ver en ella bastante agobio y ansias por salir rápido de allí. Le pregunto a la tutora que si ha llorado y me comenta que un poquito, y en ese momento aprovecho para comentarle a la maestra, que tengo mucho interés en hablar con ella para aclarar algunas cuestiones que me rondan la cabeza, a lo cual esta, muy amable me dice que el jueves después de las clases hay hora de tutorías, y que estará encantada de atenderme, y así quedamos.

El miércoles mi marido tuvo que trabajar por la mañana y no podía llevar a la peque. Yo la desperté como siempre, pero en seguida me dijo que no quería ir al cole, y que se quería quedar siempre con mamá. Yo me di cuenta que si la llevaba no iba a ser capaz de dejarla allí llorando, así que no fue a clase ese día, pero me dijo que al día siguiente si que iria. Pasamos un día muy relajado. Vi que ella estaba mas habladora que días anteriores y con mejor humor, o eso me pareció...

El jueves al despertar enseguida dijo que no quería ir al cole, esa mañana también podía llevarla mi marido, pero aunque le dijimos que la iba a llevar él, la peque empezó a llorar y a decir que no quería ir al cole. He de reconocer que la presioné un poquito, diciéndole que a lo mejor sus compañeritas de clase la iban a echar de menos, y que quizá se iba a perder lo que hicieran ese día, con lo que después de unos minutos diciendo que le daba igual, terminó queriendo que la vistiera para irse con papá. Antes de irse se despidió varias veces de mi y al final consintió en marcharse con su padre. Igual que mañanas anteriores, mi marido me dijo que entró la mar de bien en la clase.

Mas tarde fuimos a recogerla papá y yo. Papá se quedaría con la peque y así podría entrar yo a hablar con la tutora, como habíamos quedado días anteriores, pero lo que hablamos durante la tutoría, merece un post a parte...

Por último la semana a terminado de forma similar a anteriores días, salvo en que yo he tenido guardia, y  he salido para el trabajo muy temprano. Luego mi marido me ha contado que la peque se ha levantado con mas ganas que ningún día de ir al cole, ha desayunado, se ha dejado vestir, peinar, y no paraba de decir que en cuanto viera a su profe le iba a abrazar. Y cuando la ha recogido estaba muy bien (según mi marido).


Mi conclusión es que está claro que mi hija no lleva bien despedirse de mi. Cuando es papá quien la lleva no le importa tanto separarse de él, pero si se trata de mi no lo gestiona nada bien. Yo la entiendo perfectamente, ella no está acostumbrada a que yo me vaya y me despida de ella, ya que por mi trabajo, desde que era un bebé de 8 meses, yo tenía que salir de casa a las 6 de la mañana sin despedirme de ella, para estar todo un día fuera, ya que mi jornada laboral consiste en hacer guardias de 24 horas, seguidas de 4 ó 5 días de descanso, y sin embargo está acostumbradísima a despedirse de su padre, porque él trabaja a turnos, y lo mismo se va a las 6 de la mañana, que se va a las 13 de la tarde, y  a esa hora lo ve irse y se despide de él. Debido a que yo trabajo un día entero y luego libro 4 ó 5, y papá trabaja 4 ó 5 días, a jornada de 8 horas, y luego libra 2 días enteros, nuestros turnos de trabajo, digamos que se solapan, pero en el cómputo de horas totales yo estoy mas horas seguidas con la peque, y por lo tanto soy su principal figura de apego... 

La semana que viene mi marido tiene lunes, martes y miércoles turno de mañana, y no podrá llevarla, así que no sé muy bien lo que pasará, imagino que la peque no querrá ni oír hablar del cole, así que no sé si la llevaré o no, pero bueno ya hablaré de eso la semana que viene....