jueves, 19 de junio de 2014

Primer año de colegio...



Casi ha pasado un año desde la última vez que publiqué, concretamente 9 meses, (¡¡casi un embarazo!!), y hoy he decidido volver por aquí. Ha habido muchas veces en las que me ha apetecido escribir porque en estos meses hemos vividos muchas cosas y hubiera deseado poder plasmarlas en su momento, pero la falta de tiempo me ha hecho desechar la idea en sucesivas ocasiones... Este año ha sido muy importante tanto para la peque como para mi... Estoy convencida de que estos nueve meses han marcado su vida... 

Ha sido duro para ella, lo sé, y también lo ha sido para mi, y casi al final de este primer año de escolarización,no sabría decir si ha merecido la pena. A veces como he dicho antes me apetecía pasarme por aquí y contar lo que íbamos viviendo, pero otras veces me he sentido mal conmigo misma porque no terminaba de ver claro que todo esto le podía beneficiar a mi hija o quizá mas bien le estaba perjudicando...

Después de todo, de un otoño bastante duro y de un invierno algo mas llevadero, al final de curso es cuando estoy viendo un gran cambio en ella. Un cambio que no achaco a su paso por el cole, sino mas bien, a motivos de origen madurativo, que hubiesen llegado igualmente. He tenido dudas con respecto a la labor de su maestra, que tuvo algo que ver con varios episodios sucedidos los primeros días, que ya comenté en anteriores artículos..., aunque luego decidí relajarme un poco, porque veía cosas que no me gustaban constantemente, me fijaba en cualquier detalle y lo pasaba fatal, así que comprendí que lo mejor , tanto para mi pequeña como para mi, sería ver su evolución con una actitud mas positiva, siempre estando muy alerta ante cualquier signo de que algo pudiera ir mal. 

A pesar de mis recelos he ido viendo cómo mi nena se adaptaba a esta nueva etapa, lo cual creo que se debe mas a su forma de ser, que a otra cosa, aunque también es cierto, que a pesar de todo he comprobado que los maestros/as de infantil, se han portado muy bien con mi hija y que de hecho ella, en pocos días era bastante conocida entre ellos/as, ya que en el patio se van turnando todos para estar con los mas pequeños. He de reconocer que he visto muchas muestras de cariño hacia ella, lo que ha contribuido a que me fuese tranquilizando. 

En cuanto al día a día, hemos ido haciendo que sea lo mas llevadero posible, una vez que decidimos que iba a ir al cole, lo que sí que tuve que hacer es cambiar el chip para no hacer que mi hija lo pasara peor y siempre le he transmitido cosas positivas con respecto a este tema, y si algún día he visto que no le apetecía ir, pues no la he llevado... Esto nos acarreo algunos problemillas con su maestra, y es que en el mes de octubre me dijo que la niña había faltado mucho y que eso era "absentismo escolar..." No sé, me sonó a que me lo dijo para asustarme o algo así, pero nada mas lejos de esto, ya que yo le dije , que no creía que eso fuera así, ya que los tres años de infantil no son obligatorios, y por supuesto no le hice demasiado caso, pero también debo decir que ella no me ha vuelto a decir nada parecido en todo el curso.

En estos meses muchas veces me he sentido egoísta, porque algunas de las horas que mi peque ha estado en el colegio las he podido dedicar a mi misma, a hacer deporte, que es una de mis grandes aficiones y a estudiar, siempre compaginando con el trabajo (hago guardias de 24 horas lo cual hace que tenga algunos días libres después y los pueda dedicar a estar con mi hija...). He de reconocer que necesitaba esas horas. Esto me ha hecho sentirme mal en ocasiones, pero por otra parte creo que puede que nos haya venido bien esta separación a las dos... Quizá es una manera de excusarme para no creer que ella hubiera preferido estar conmigo todo el tiempo, pero creo que si yo me hubiera sentido saturada, tampoco hubiera sido bueno para ella. Yo soy humana, y muy imperfecta, me hubiera gustado sentirme capacitada para no tener que llevarla al cole, pero no ha sido así, y de hecho envidio a todos aquellos padres que lo tienen claro y no llevan a sus hijos al cole hasta los seis años, e incluso que se deciden por el "homeschooling", del que hable en su momento y que me parece una opción muy interesante para el que pueda permitírselo.

Ahora ya solo quedan unas semanas para terminar el curso y la verdad es que tengo muchas ganas de disfrutar de mas tiempo juntas, de hecho siempre anhelo los días de fin de semana y los festivos..., así que espero con impaciencia que le den ya las vacaciones. Por lo demás a ver si ahora, durante el periodo estival, recargamos las pilas y saco mas tiempo libre para pasarme mas por aquí y seguir plasmando todo aquello que se me pasa por la cabeza, la cual no para nunca de maquinar...

martes, 29 de octubre de 2013

Sentimientos a flor de piel




Llevamos mas de dos meses afrontando esta nueva etapa, y siento que ni yo misma me aclaro… ¿Cómo pretendo que lo hagas tú, hija mía? Sé que estas últimas semanas también has tenido un nudo constante en el estómago y no sé cómo afrontar esto. A cada momento en mi cabeza se libra la misma batalla: Debes ir al colegio o no, y por mas vueltas que le doy al asunto no encuentro la respuesta.

Tú me dices que no quieres ir, que siempre quieres estar conmigo, y siento que no estoy haciendo las cosas bien. Mas tarde veo que últimamente sales mas feliz de clase y pienso que quizá es verdad que la adaptación, es cuestión de tiempo, pero si te soy sincera eso también me asusta, porque en realidad, es probable, que todavía yo tampoco esté preparada para separarme de ti.

Me siento entre la espada y la pared, tanto si me apoyo en una postura, como en la otra, sin estar convencida realmente de ninguna. Es una locura, lo sé, no te culpo de tener una madre desastrosa, una madre que no lo tiene claro y que a veces, aunque te suene extraño, le gustaría escuchar menos a los demás y mas a sí misma, y por supuesto a ti…

Desde que empezó el cole te noto mas nerviosa, a veces mas cariñosa y otras mas irritable, y me dicen que es lo normal. Por las noches te noto intranquila, a mi lado no paras de moverte, e incluso la otra noche te oí llorar en sueños. Intenté consolarte, pero en tu sueño yo sé que estaba muy lejos de ti, que seguramente ni estaba, que llorabas porque te encontrabas sola, quizá en el cole, y que tú querías estar conmigo.

Desde mi montaña rusa personal, te confieso que en lo mas profundo de mi, deseo que no vayas a la escuela. Estoy convencida de que realmente no te hace falta ir, ni a ti, ni a ningún niño/a de tu edad, y me da mucha rabia no tener el valor suficiente para dar el paso y no llevarte mas, por ahora. Y otras veces me siento fatal, porque si rebusco bien, también hay alguna razón por la que quiero que vayas… Me gustaría que me perdonaras por lo que te voy a decir, pero pienso que quizá, en este punto de nuestras vidas, tal vez también necesitemos separarnos un poco... Desde que naciste hemos estado mucho tiempo juntas, y ahora parece que se hace necesaria la separación. Siento que el rato que estamos separadas hace mas fuerte, si cabe, nuestro vínculo, o quizá es una escusa que mi subconsciente se ha inventado…

…No lo sé con certeza, pero lo que sí sé es que te amo con locura, y que no dudaría un instante en dar mi vida por ti si te hiciera falta, que para mi sigues siendo mi bebé y no puedo evitar mirarte y quedarme embelesada con tu delicadeza y tu hermosura, tu energía e imaginación inagotable, tu inocencia, tu fragilidad… tu olor… tú en esencia…

Creo que siempre serás mi pequeña y tengo celos de la vida, porque llegará un momento en nuestras vidas en el que nos separaremos y a veces no sabré ni lo que estarás haciendo, y lloro de pensarlo… pero tan prono vida mía… se me hace insoportable… Por todo esto cielo mío, ya no sé si es que soy una egoísta o realmente es mejor que no nos separemos aun, así que solo espero que tú misma me saques de dudas, dejando en tus pequeñas manos lo que nos deparará el futuro…

sábado, 12 de octubre de 2013

Adaptación real ¿Es posible?



Tengo pendiente un post donde quería hablar de la primera tutoría que hemos tenido con la maestra de mi hija. Ese día pude aclarar algunas dudas que tenía sobre la metodología de enseñanza que usaría la tutora, y por desgracia confirmó algunos de mis temores. La charla que mantuvimos fue bastante clarificante para mí, pero fue mas negativa que positiva. Sin embargo he decidido que voy a posponer un poco mas la entrada donde expondré mis impresiones sobre dicha maestra y su metodología, porque creo que estamos en un punto, donde es necesario dejar un poco atrás la negatividad, para poder avanzar de una manera significativa.

A día de hoy sigo pensando que no me termina de convencer el hecho de que mi hija, de solo 3 añitos, vaya al colegio ya, pero también es cierto, que por ahora he dado mi brazo a torcer, debido a que mi marido no piensa igual, y a que yo misma no lo tengo del todo claro. Cada día es una lucha interna, entre “cole sí”, “cole no”, y hasta ahora siempre ha ido ganando la segunda. Tanto es así que la semana pasada decidí que no iba a obligar a nuestra peque a ir a la escuela, si ella no quería. Le expliqué mis motivos al papá de la criatura y él, por fin, está de acuerdo conmigo, porque aunque él sí quería que empezara el cole este año, acordamos que probaríamos a llevarla, pero que si lo pasaba mal, nos lo replantearíamos. Como vengo contando la adaptación no le está resultando nada fácil a nuestra pequeña, y esto ha hecho que él mismo entienda que si nuestra hija llora y lo pasa mal, solo de pensar en el cole, debemos anteponer su bienestar a todo lo demás, así que decidimos que no la íbamos a dejar, a la hora de la entrada al cole, llorando y marcharnos sin mas.

La semana pasada, nuestra pequeña además, estuvo algo malita con la garganta, un poco afónica y con muchos mocos, pero sin fiebre, y esa fue la escusa que nos faltaba para que no fuera a clase ni lunes, ni martes, ni miércoles, aunque este último día ya se encontraba bastante mejor. El jueves (que yo trabajaba), mi marido probó a llevarla a ver cómo se lo tomaba, y como días anteriores, con él todo es diferente. Por lo visto la actitud de papá hace que mi hija no se sienta insegura y se tome lo de ir a la escuela de otra forma. Quizá mi marido es mas positivo, y eso lo nota la peque, así que todo fue bien. Además ese día también la llevó por la tarde, y aunque salió muerta de cansancio a las 5 de la tarde, todavía le quedó algo de energía para jugar un rato, con alguna compañera de clase y con sus primitos, que van a la misma escuela.

Al día siguiente (viernes) también la llevó mi marido, pero ese día la cosa fue diferente. Quizá porque todavía no estaba repuesta al cien por cien del catarro, y se encontraba algo cansada, el caso es que mi marido me contó, que le costó mucho levantarla, y que una vez en la puerta de la clase, nuestra pequeña empezó a llorar, pidiéndole a papá que entrara con ella, y se quedara allí. Todos los demás niños habían entrado ya, y la tutora le dijo a mi marido que no pasaba nada por dejarla llorando, que en seguida se le pasaría, pero mi marido le contestó que prefería convencerla y que se quedara tranquila. La tutora se metió dentro de la clase y allí se quedaron en la puerta mi pequeña y su papá. Mi hija volvió a decirle a papá, entre sollozos, que entrara con ella, y papá le dijo que él no podía entrar y quedarse, porque las sillas eran demasiado pequeñas para él, y se romperían, así que lo mejor era que ella se quedara y se lo pasara bien, y que luego vendría él a recogerla. Parece que esto la convenció algo, y ella misma le dijo que se tenía que despedir de él para entrar en clase y así lo hizo. Le plantó un beso en la mejilla a papá y entró bastante mas calmada, y lo mas importante, sin que nadie la obligara.

Ese viernes por la tarde me tocaba llevarla a mí, y en cuanto nombré el colegio vi la cara que puso la peque y me di cuenta que sería difícil que fuera, así que le pregunté una vez mas y me confirmó que no quería ir, así que no la llevé y dormimos la siesta, aunque a las 5 de la tarde sí que fuimos al cole a jugar un rato con sus compañeras y primos como otras tardes, y estuvo encantada de la vida.

Mi conclusión de la semana pasada es que la adaptación al cole no sería tan dura para los niños y para los papás, si realmente se dejara realizar una adaptación real  y en condiciones. Creo que algo fundamental en esa adaptación es que los niños puedan estar con el papá o la mamá al principio, en la clase, y que poco a poco, a medida que se vayan familiarifando con las maestras y con el nuevo entorno, los papás se vayan retirando, según el ritmo de cada niño.

Quizá el problema está en lo que me comentaba el otro día una de las maestras, en que no se puede hacer esta adaptación ideal porque hay demasiados alumnos por clase, y que sería una locura, pero también pienso, que quizá no lo sería tanto… Creo que se pretende hacer una adaptación en una o dos semanas, y eso sí que me parece una locura, creo que si se hiciera con mas paciencia, dando mas tiempo, todos saldríamos ganando, los maestros, porque les sería mas fácil hacerse con los pequeños, ya que tendrían la ayuda extra de los papás, los papás, porque no sufriríamos tanto al ver a nuestros retoños llorar, y nuestros pequeños, porque no lo pasarían tan mal, puesto que no entienden por qué se tienen que quedar en un sitio que no conocen, con personas extrañas. Pienso que una adaptación real  sí que sería posible, que si se lo propusiesen un poco, no sería tan difícil, y que serían muchas las ventajas que ello nos aportaría a todos.

¿Creéis que esto podría ser posible en el sistema educativo Español???