viernes, 23 de septiembre de 2011

Antes del Parto


    
       Como ya comenté en mi primera entrada han cambiado muchas cosas en mi vida desde que Daniela llegó, pero por más que el tiempo pase (que por cierto pasa muy deprisa), y mire al futuro con la ilusión de ver crecer a mi niña, no puedo evitar mirar hacia atrás y remontarme a los días anteriores, y al mismo día en que nació Daniela, y sentir en mi corazón cierto peso que no encuentro forma de quitarme. Sé que escribiendo en un blog no voy a conseguir que desaparezca, pero quizá me alivie un poco y me pueda servir de terapia. Por ahora es un pequeño paso, pero quien sabe... Necesito contar algunas cosas, que como digo, pasaron semanas antes del parto, el parto mismo, y por último el día y medio que pasamos en el hospital... Ahí va un poco de mi carga, que tal vez compartida llegue a ser un poquito mas llevadera...

 
El día mas feliz de mi vida ha sido el día en que nació Daniela, pero hubo muchos factores que contribuyeron a que  mi recuerdo sea doloroso al mismo tiempo. Mi hija tiene ahora 12 meses recién cumpliditos, pero casi todos los días hay algo que me hace recordar el día de su nacimiento y a veces ese recuerdo hace que se me salten las lágrimas por el amor hacia mi pequeña y por la impotencia de ciertos hechos que sucedieron.

Lo primero que quiero dejar claro es el lugar en el que dí a  luz: USP Hospital San Carlos, ubicado en la ciudad de Murcia, el cual no se lo recomendaría a nadie por lo que allí nos sucedió. Para empezar mi relato me tengo que remontar a un mes antes de parto.

          Durante todo el embarazo estuve yendo a la consulta del ginecólogo al que he ido durante muchos años, Dr. Victor Lago Coloma, el cual tampoco le recomiendo a nadie; a falta de un mes para dar a luz me derivó a otro colega suyo, porque él hace tiempo que no asiste partos.  El nuevo ginecólogo tenía su consulta en  Murcia, en una clínica de ADESLAS. La primera cita que tuvimos con él no fue demasiado alentadora, ya que cuando llegamos, la sala de espera estaba a tope de mujeres embarazadas, y las horas de las citas llevaban mucho retraso, pero curiosamente cuando nos tocó entrar a nosotros el doctor no nos dedicó más de 10 minutos y se escusó por ello. En este primer contacto el Dr. Eric Saucedo, que así se llama el doctor que asistió mi parto, nos dijo el peso de Daniela y poco mas, la verdad es que no me dio buenas vibraciones, y ahora sé que tendría que haber hecho caso a mi instinto. A partir de este momento este doctor me dijo que tendría que pasar por su consulta todas las semanas para ir controlándome, y así lo hicimos. En la siguiente cita la sala de espera estaba igual de repleta, y cuando nos tocó a nosotros pensaba que esta vez estaría con nosotros algo más de tiempo, pero tampoco fue así, solo nos dijo el peso, pero antes de marcharnos quise aprovechar para exponerle algunas dudas. Le comenté que no tenía muy claro que quisiera ponerme la epidural y él con algo de malas maneras me respondió: - En una ocasión una embarazada no se quiso poner la epidural y se le murió el bebé dentro porque no se lo pudieron sacar con forces ya que no dio tiempo a ponerle anestesia para usar esta técnica que es muy dolorosa -. Mi marido y yo nos quedamos espantados con este testimonio y claro, a cuatro semanas para salir de cuentas pues accedí a ponérmela.  

          Dos días antes de la tercera cita expulsé el tapón mucoso, o por lo menos una parte, y cuando fuimos a la consulta, que como siempre iba con un montón de retraso se lo comenté al doctor, él me hizo un tacto en el que me hizo bastante daño y nos dijo lo siguiente: - Sí que has expulsado el tapón mucoso y estás dilatada de 2 centímetros -, lo cual no me extrañó porque llevaba unos días con más contracciones de lo normal, y siguió: - Si quieres te puedo ingresar hoy mismo y te provocamos el parto para que tengas a tu niña ya -, nos quedamos de piedra (yo estaba de 38 semanas y me faltaban 14 días para salir de cuentas), y al ver las caras que pusimos mi marido y yo, en seguida rectificó y dijo que si no nos parecía bien que no pasaba nada que hay algunas mujeres que prefieren esperar a ponerse ellas de parto… (ahora cuando pienso en las cosas que nos dijo la verdad es que no doy crédito y me arrepiento de haber confiado en este individuo)…, y sus palabra exactas fueron:- con lo que te he hecho seguramente te pongas de parto esta misma noche o mañana -. Salimos de la consulta algo aturdidos, y yo bastante dolorida por el tacto, y nos fuimos a casa. Esa noche no me puse de parto, pero a la mañana siguiente cuando fui al baño vi que expulsé mas tapón mucoso, pero sin llegar a romper aguas, y me sentía un poco rara. Ya por la tarde expulsé mas moco, y esta vez parecía que salía como agua, pero dudé de si había roto aguas porque lo que me habían dicho era que romper aguas era como si te orinaras encimas (mas o menos) y esto no era tanta cantidad, así que esperé a ver si salía mas, y sí, seguía saliendo, pero poco a poco, así que se lo dije a mi marido, me duché y nos fuimos para el hospital, que lo teníamos a 40 kilómetros. Ahora todo me hace sospechar que fue este doctor el que me rompió la bolsa sin ningún motivo y la verdad es que me siento mal cada vez que pienso que no lo debimos dejar actuar así, pero que quizá por falta de información no nos dimos cuenta en ese momento.

           El caso es que ingresé en el USP Hospital San Carlos  el jueves por la tarde, día 9 de Septiembre de 2010, con una fisura en la bolsa y tras hacerme unos monitores y varios tactos, nos dijeron que había que esperar a que me pusiera de parto, y que si no era así por la mañana a las 7 a.m. me lo provocarían, porque no se podía estar tanto tiempo con la bolsa rota. Esa noche deseé con todas mis fuerzas que me vinieran contracciones dolorosas y regulares, pero no sucedió así, le dije a mi marido que descansara en un sofá que había en la habitación, que yo intentaría hacer lo mismo, pero yo no descansé, me pasé toda la noche contando los minutos entre contracción y contracción, pero nada, no me dolían y no eran regulares, también notaba los movimientos de Daniela y eso me mantenía despierta y animada. A las 5 y media aproximadamente, ya no pude mas, las contracciones se pararon y también dejé de notar a Daniela y me puse muy nerviosa, desperté a Gonzalo y le dije lo mal que lo estaba pasando, que iba a llamar a la matrona para que viniera y me hiciera un monitor o algo, para saber si Daniela seguía bien, y así lo hice. Vino la matrona, noté que estaba algo fastidiada, pero en cuanto me puse a explicarle por qué la había llamado me derrumbé y me puse a llorar como una magdalena, ella me consoló para que me tranquilizara y me monitorizó para que oyera el latido de mi pequeña y eso me calmó algo, pero después descargué en ella todos los temores que me había guardado durante este último mes, le pregunté si nada mas nacer mi niña me la pondrían encima de mi vientre, si la dejarían conmigo sin llevársela al nido (como había oído que hacían en algunos hospitales), si me iban a ayudar a ponérmela al pecho, porque deseaba amamantarla  lo antes posible, en fin muchas dudas que, probablemente tendría que haber resuelto antes y no en ese momento. Como es lógico la matrona me reconfortó y me dijo que no me preocupara que todo iba a salir como yo esperaba, que mi bebé era mío y que nadie lo iba a separar de mi y bla, bla, bla, y como mientras conversábamos se habían hecho cerca de las 7 a.m., me dijo que me iba a preparar para el parto porque ya no se podía esperar más. Así que me colocó una vía para poder ponerme la oxitocina, y cuando yo ya había decidido que esa matrona era la que quería que estuviera en mi parto, va y me dice que su turno se acababa a las 8 a.m., pero que no me preocupara que iba a venir otra matrona, muy buena, en su puesto y que ella se iba a encargar de trasladarle todas mis preocupaciones… y yo me quedé tan contenta. La última vez que vi a esta matrona fue mientras me dosificaba la entrada de la oxitocina en mis venas, y luego ya vino la otra…

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