domingo, 25 de noviembre de 2012

25-N Día internacional Contra la Violencia de Género


Antes de que termine este Día internacional Contra la Violencia de Género y por ende también de la Violencia Obstétrica, he querido recordar aquello que no debió pasar nunca, pero que por desgracia para mi marido, mi hija y para mi, sucedió, aunque por suerte nos pudimos sobreponer a todo ello, y aprender dos lecciones importantes: Una, que el estar informado hace afrontar las cosas con mucha mas seguridad, y que la experiencia vivida te hace aprender de los errores que cometiste. Aprendimos crudamente, pero hoy sé que no nos volvería a pasar.
Mi Hija y yo sufrimos Violencia Obstétrica por parte del personal del Hospital USP San Carlos de Murcia. En un embarazo sin ninguna complicación el ginecólogo al que iba me rompió la bolsa en una exploración rutinaria, casi dos semanas antes de la FPP, sin previo aviso, mediante una maniobra dolorosísima que aprovechó para hacerla en un tacto vaginal.
Pasado un día y sin contracciones de parto, empecé a perder líquido amniótico y me fui para el Hospital citado. Allí me ingresaron si apenas explicarme nada, pero en el transcurso de una hora me hicieron 4 tactos mas y en uno de ellos dijeron que me romperían la bolsa del todo porque sería lo mejor. Me dejaron toda una noche con la esperanza de que me pondría de parto, pero no fue así, y por la mañana a las 6:00 AM, me dijeron que no se podía esperar mas porque si no habría peligro para mi hija, y me indujeron el parto.
Me pusieron una vía y me inyectaron oxitocina, y en tres horas ya estaba dilata de 6 centímetros, nadie vino a decirme nada, hasta que me dijeron que me llevaban al paritorio para ponerme la epidural. Yo no la quería pero me contaron una historia para meterme miedo, y al final les dije que sí. Estando ya de 7 u 8 cm me obligaron a sentarme con la espalda muy recta y sin apenas respirar para ponerme la epidural, cuando al fin introdujeron el catéter por mi espina dorsal, me dejaron tranquila y me preguntaron si se me pasaban los dolores de las contracciones, pero aquellos no se aliviaban. Yo les dije que cada vez eran mas fuertes y decidieron ponerme mas cantidad de anestesia. Pasados unos minutos y sin que nadie me dijera que debía empujar en cada contracción me pusieron en el  "potro". Me tuvieron que llevar en volandas, porque la cantidad de Epidural había paralizado casi la mitad de mi cuerpo, fue entonces cuando vino mi marido al que no avisaron hasta ese momento (menos mal que llegó).
Me dijeron que empujara, pero como casi todo mi cuerpo estaba dormido, no sabía cómo hacerlo, y me puse muy nerviosa. Intentaba empujar, pero solo era capaz de tirar aire por la boca, el ginecólogo se enfadó conmigo y me dijo que o empujaba o me tendría que sacar a mi hija con ventosa, y al mismo tiempo oí a una matrona que decía que parecía que se me habían detenido las contracciones. Me ordenaron que empujara y lo hice como si se me fuera la vida en ello (de hecho pensé que se me iba) y mi marido dijo que veía la cabeza y por fin salió nuestra hija. La cogieron y  la pusieron en una mesa, a 2 metros de mí y mi marido, les supliqué llorando que me la dieran, que por favor me dejaran, al menos verla, pero no lo hicieron, me regañaron diciéndome que no me moviera porque me tenían que coser. Al cabo de 30 min o así me la dieron y fui feliz.
Saliendo del paritorio la matrona me dice que le dé a mi hija que se la tienen que llevar al nido, yo le pregunto que ¿por qué, es que le sucede algo? y me contesta que es el protocolo, yo le digo que no se la doy, y se va con cara de pocos amigos. De camino a la habitación no podía dejar de mirar a mi hija y ya pensaba que en cuanto llegáramos le iba a dar el pecho, pero en mitad de un frío pasillo, el celador que me iba empujando me dice que le de a la niña que se la tiene que llevar, yo vuelvo a decirle que no, incluso intenta arrebatármela de los brazos, pero yo no le dejo, la pego mas a mi. Desiste en su empeño, y al fin llegamos a la habitación, mi marido cierra la puerta rápidamente y yo estoy como en estado de shock por todo lo que está pasando, él me dice que me la ponga al pecho y yo no dudo en hacerlo, era cómo si hubiera que hacerlo así, deprisa, como que no había tiempo que perder. Mi hija se prende de mi pecho enseguida,  increíble, pero así fue, y al cabo de unos minutos vuelven a irrumpir en la habitación. Es la encargada del nido que viene a echarme una reprimenda, diciendo que se tiene que llevar a la niña, que es el protocolo, que bla, bla, pero yo le vuelvo a decir que si a mi niña no le pasa nada prefiero tenerla conmigo y darle mi calor, y que quiero darle el pecho. La enfermera sigue en sus trece, vienen mas enfermeras y al final me obligan a dársela, pero les advierto que me la traigan lo antes posible. Me dicen que lo normal es que se la lleven 2 horas o mas, pero yo les digo que me la traigan lo antes posible y se queda en 40 min, que cuento mirando el reloj constantemente. Durante esos minutos viene a la habitación el ginecólogo que me había atendido, y enfadado conmigo me dice que por qué he montado ese espectáculo, yo no doy crédito y le digo que parece mentira que teniendo esa profesión no sea mas humano y les deje a las madres que cojan a sus bebés nada mas nacer, y otras cosas que le recriminé y él se limitó a contestar que esos son menudencias, que lo importante es que madre e hijo estén bien…
Me trajeron a mi hija al cabo de los 40 minutos mencionados, pero al día siguiente aprovecharon que mi marido acababa de salir a desayunar y que yo estaba cansada y una enfermera me quitó a mi hija y me dijo que se la llevaba, que la tenía que ver el pediatra. Me la devolvieron a las dos horas, y me la trajo la fotógrafa del Hospital, en una cuna, destapadita…  A mi me extrañó que la trajera aquella mujer, pero nos dijo, que la había visto en el pasillo a ella solita y como las enfermeras decían que estaban ocupadas se ofreció a llevárnosla para que no estuviera allí solita. Yo me puse a llorar y empecé a contar las horas que me quedaban de estancia en aquel Hospital. Otras cosas mas sucedieron, nadie vino a decirnos nada sobre lactancia materna, ni de si la niña estaba bien, lo supusimos, porque tampoco nos dijeron lo contrario. Yo deseaba y pensaba que me darían el alta el día siguiente, pero volvió a pasar lo mismo, esta vez vino un enfermero a llevarse a mi hija y le supliqué con lágrimas en los ojos que no se la llevara por tanto tiempo, pero fue igual. Ahora me arrepiento de no haberles obligado a que la dejaran con nosotros, pero en aquellos momentos nos pilló por sorpresa todo aquello y no supimos cómo actuar, y para que no fuera a peor terminamos accediendo a todo lo que quisieron…. hay más en esta historia, pero creo que ya me he extendido mucho, así que solo me queda decir, ¡¡¡¡¡NO A LA VIOLENCIA OBSTÉTRICA!!!!!

Un saludo.

4 comentarios:

  1. Me has dejado sin palabras... es tan duro lo que cuentas en la entrada, que sin duda hay aún mucho camino por recorrer para eliminar este tipo de violencia que tanto amarga la maternidad en sus comienzos, cuando debería ser todo lo contrario.
    Hay ciertas cosas que cuando somos primerizos nos pillan por sorpresa que es difícil manejar, aún cuando se esté informado.
    Siento de veras que las cosas pasaran de ese modo, el tiempo nos ayuda a suavizar esos recuerdos y te centras en lo mejor: tu hija!
    Me uno a tu grito: no a la violencia obstétrica!!!!
    Un abrazo.

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    1. Lo pasé muy mal, sobre todo al principio, porque pensaba que todo eso había ocurrido en parte por culpa mía y de mi marido, por no informarnos bien y no reclamar nuestros derechos..., al final el día a día con mi hija han hecho que no piense tanto en todo aquello, pero te aseguro que no lo podré olvidar nunca, y lo que desearía es que esto que me ocurrió a mi, no sea la forma normal de parir y la gente se entere.
      Gracias por tu comentario, otro gran abrazo para tí!!

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  2. Mónica vaya historia!! Lo tuvieron que pasar super mal,no entiendo ese empeño de llevársela al nido. La información es poder, como dices antes no conocíamos unos derechos y por eso se aprovechaban, te intimidan e incluso te amenazan. Son cosas que nunca deberían suceder. Un besote enorme

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    1. Por desgracia tengo que decirte que esto me ocurrió hace poco, fue en septiembre de 2010, y por lo que sé en este Hospital donde me atendieron siguen haciendo lo mismo, con los mismos protocolos obsoletos, y con personal totalmente entregado a estas prácticas. Conozco casos de mamás que fueron tratadas igual que yo, pero que les pareció lo normal, ojalá esto vaya cambiando y las familias abran los ojos para no dejarse engañar por estos "profesionales". Por suerte todo esto ya pasó...
      Muchas gracias por tu comentario guapa!!

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